lunes, 23 de agosto de 2010

Ultima entrada desde Nicaragua


Esta será con seguridad, la última entrada que haga en el blog desde Nicaragua. La última y quizás también la más emotiva, ya que mientras escribo estas lineas una profunda tristeza se ha abierto hueco en mi corazón. Es el dolor de la despedida, el de un adios sin saber cuando volverá a haber un abrazo, el de dejar atras amigos, compañeras, emociones y experiencias como jamás habría imaginado. Como jamás habría imaginado que la despedida fuese tan dura. Llevo varios días esperando con resignación este momento, y creo que solo ahora me ha golpeado con toda su crudeza.

No sabría como resumir en sin extenderme hasta el aburrimiento todo lo que he tenido la suerte de vivir y de experimentar. Todos y cada uno de los 48 días que ha durado este viaje han sido días únicos, excepcionales, en los que tuve la oportunidad de aprender y descubrir un mundo totalmente diferente al mio. Ha sido toda una odisea personal a lo desconocido cuyas consecuencias en mi vida soy incapáz de adivinar.

Es hora de volver a casa. Tengo que decirte adios Nicaragua, decir adios a toda las maravillosas personas con las que tuve el placer de compartir emocionantes momentos, la de decir adios a tus verdes montañas, a tus rios, al espiritu de tu pueblo y tus costumbres. Gracias Nicaragua por todo lo que me has enseñado y mostrado, por acogerme en tu tierra y permitir que me aventurase en ella. Tengo la esperanza de poder volver a tí y sentir el calor de tu gente.

Al Instituto de Liderazgo de las Segovias: Haydee, Lydia Esther, Marlene, Karla, Rafael, Meyling, Erick, Jennifer, Alba, Lydia chiquita, Johana, Henry, Juan Pablo y Luis Henrique, a todos vosotros, gracias, gracias por darme la oportunidad de trabajar junto a vosotros y compartir grandes momentos, por vuestra hospitalidad y amabilidad.

Gracias a todos mis alumnos por su amistad, su empeño, su entrega, por enseñarme a enseñar, por su cariño y afecto. Espero que lo que os haya podido enseñar os sirva para bien en la vida, a vosotros y a los que os rodean, por que de estas seis semanas he aprendido lecciones que seguro me ayudaran en la mia.

Gracias Pablo, Maria Jose, Bea y Celia por enseñarme y contarme lo más crudo de Ocotal, por vuestra amabilidad y hospitalidad.

Gracias a todos los habitantes de Ocotal con los que tuve la suerte de cruzarme, ya fuese en un taxi, en una tienda, en la calle o en cualquier lugar. Todos y cada uno de esos trozos que me habeis regalado forman parte ahora de mis recuerdos en Ocotal.

Ya en España, quiero primero agradecer a mi familia todo su apoyo y cariño. Vosotros me habeís dado todo lo que tengo, y gracias a vosotros puedo estar escribiendo estas palabras. Os quiero.

Quiero agradecer personalmente a Lorena y Luis Hervella de la Oficina de Cooperación y Voluntariado y a la Universidad de A Coruña por haber hecho posible este viaje. Gracias por vuestro esfuerzo.

A ti, Antia, gracias por comprenderme y apoyarme a pesar de lo que este viaje implicaba. Te quiero.

A Jose Manuel, Anita, Paula y toda la gente de Ayuda en Acción por todo vuestro trabajo en Nueva Segovia, sin él, esto no hubiera sido posible. Yo solo he aportado mi gota de riego a todo lo que vosotros sembrasteis.

A amigos, amigas, compañeros de la facultad, de escalada, de coruña, de pontevedra, en santiago o en cualquier parte del mundo donde esteis. Vosotros sabeis quien sois. Gracias :)

Por supuesto gracias a todos los que me habeis seguido incansablemente durante todo este tiempo por el Facebook o el Twitter. Sabed que aún daré la tabarra más tiempo.

He dejado en último lugar a la maravillosa familia que me ha acogido bajo su techo todas estas semanas. A ella quiero dedicarle este agradecimiento especial por acogerme sin reservas. Me habeís dado todo vuestro cariño y me habeís robado el corazón. Meyling, voy a echar de menos tu sonrisa y buen humor, tus historias y tu compañía. Leonel, gracias por tu amistad, por los momentos divertidos y tu generosidad. A Grethel, por su corazón amable y su paciencia conmigo, por su sonrisa al volver a casa. Al travieso de Hansel, por despertarme a horas intempestivas al grito de "Buenos días guillermo" y reir mis gracias. Y sobre todo a Leonela y Lucy, las dos chiquillas de las que me he enamorado profundamente, gracias por llenar mis días de risas y de color, por vuestros dibujos, por vuestros "no te vayas", por vuestros juegos y vuestra compañia. Por todo esto y mucho más, gracias de todo corazón. Jamás olvidaré que aquí, en la bella Nicaragua, en la tierra de Mozonte tengo una familia que quiero y que me quiere.


Para terminar, tan solo un deseo: el de volver a vernos, volver a abrazarnos, volver a reir juntos. Ahora tengo que volver a mi hogar, a mi pais, pero sabed que me llevo un trocito de cada uno de vosotros bien guardado en el corazón, esperando el momento de volver a veros.

Adios Nicaragua, adios.





martes, 3 de agosto de 2010

Reflexiones

Esta entrada no tendrá fotos, ni curiosidades, ni historias. Puede incluso que sea corto comparado con lo que anteriormente he escrito. Como he venido contando a lo largo de este viaje son muchas las experiencias, la gente conocida, los lugares descubiertos, pero sobre todo, son aún más las emociones, los pensamientos, los contrastes que día a día sigo encontrandome al caminar por cualquier calle. Durante el día todas esas emociones se pierden en el mar de la actividad, del ir y venir, de las cosas por hacer. Pero aquí hay menos ruido, menos mensajes constantes directos al cerebro, y después de cenar tranquilamente junto a mi familia de acogida tengo tiempo para pensar. Es entonces cuando aparecen todas esas pequeñas piedras que se van metiendo en mi zapato y que al alcanzar la noche se han convertido en una avalancha. Cuando recuerdo de donde he venido y donde estoy. Cuando pienso en los mios, como dice la letra de cierta canción, y me invade la morriña.

En la rutina de mis días he encontrado algo realmente valioso, algo que aprecio y saboreo en cada uno de sus instantes. Tiempo para pensar. Tiempo para tumbarme en la cama tranquilamente sin nada más que hacer, sin nada en la tele, sin ordenador o internet, sin un telefono que suene, sin música, tan solo el ruido familiar de las niñas y los perros, los grillos tras la ventana, un ocasional coche en la carretera. Puedo entonces pensar en calma.

Quizás sea la distancia, quizás sea lo distinto que son aquí las cosas, pero estando aquí veo mi vida, mi otra vida allá lejos, como otra distinta. Pienso en el futuro, en el pasado, en lo que quiero, en lo que puede cambiar, lo que pueda pasar... Algunas quedan sin respuesta, en esa parte excitante de lo desconocido.

También pienso en ese niño cargando madera, en el sudor de muchos por un puñado de córdobas, en la realidad que día a día se planta ante mi ojos sin complejos, sin afán de ningún tipo ni de pedir nada. Tan solo las cosas como son.

Se me agota el tiempo por hoy para está pequeña reflexión. Es hora de recoger, subir a un taxi destartalado y llegar a casa donde me esperan siempre sonrientes Leonela, Luci, Gretel y Hansel.